Huele a noche

Otra vez.

Fría.

Oscura.

Serena.

Tan tuya.

Tan mía.

Otra más.

Huele a noche.

Ese olor.

Que me transporta.

Tan tan lejos.

Y tan cerca a la vez.

Noche.

Noche de vino y queso.

Noche de risas.

De caricias.

De amor.

Ese amor.

Tan tan lejano.

Y tan cercano.

Huele a noche.

Ese olor.

Que apago con el olor del cigarro.

Una más.

Uno más .

Y mañana todo vuelve a empezar.

Pero en otro balcón.

Prefiero reírme

Te miro gritando en silencio,

por todas las veces que me callo

todo lo que te odio. 

Te miro durante horas

y sigo sin saberlo, 

Te miro sin escucharte, 

preguntándome si tus ojos saben hablar,

y si pueden entender el idioma de los míos. 

Te miro mientras sigues hablando, 

de repente me miras, te callas,

y tuerces el gesto,

deja de suplicarme que te quiera. 

Suspiras, sacudes la cabeza, 

porque no tengo remedio. 

No quiero nada serio,

gilipollas, 

nunca fui una persona seria.

De marzo de 2014 más o menos.

-¿Por qué escribes? Una mujer tan hermosa no debería escribir. Son los demás los que tienen que sumergirse en sus ojos y buscar cada resquicio de desesperación, cada sensación de tristeza pasada o futura, cada momento de nostalgia y ternura, las cicatrices que la marcaron por siempre. Son los demás los que deberían entender esa mirada de madre y de niña, esa sonrisa tímida, son los demás los que deberían descubrir todo lo que esconde.

- Escribo porque me enamoré de las palabras, escribo porque me enamoré de la vida, escribo porque necesito guardar cada minuto de mi existencia para el día en que me quede sin voz, sin aliento. Escribo para mostrarle al mundo mi mundo, escribo porque hay bellezas que no se ven, escribo porque llorar no es suficiente, escribo para llegar a comprender algo, escribo porque sé que el que quiera encontrar algo sabrá hacerlo. Escribo porque si nadie lo hiciera no habría nada que leer. Escribo por y para mí. Creo que lo merezco.

Del archivo: 4/7/2011

Insísteme

Y dime.
Dime que te quedas.

Que estás ahí.

Que no olvidas.

Insísteme. 
Y dime.

Dime que me quede.

Que no huya.

Que no olvide.

Insísteme. 

Y dime.

Lo bonita soy.

Lo bien que escribo.

Y lo mal que canto.

Dime.

Dime lo que fui.

Dime lo que fuimos.

Y quítame el tormento.

Insísteme.

Cógeme de los hombros.

Zarandéame.

Y dime.

Dime que ya está.

Que ya pasó.

Que nunca se terminó.

Abrázame.

Y dime.

Lo que te gusta de mí. 

Y lo que no.

Dime que me descalce.

Y que baile,
como si estuviese loca.

Dime que lo estoy.

Porque lo soy.

Y entre tanta locura.

Insísteme.

Báilame.

Sonríeme. 

Inspírame.

Rescátame.

Y dime, 

que jamás se acabó.
Joder.
Reconstrúyeme.

Quiero escribir.

Pero se me traban las letras.

Se me atragantan las palabras.

Y me ahogan.

De todo aquello que quiero decir,

y no puedo.

De todo aquello que me aprisiona,

y me aplasta.

Como a una cucaracha.

Quiero escribir.

Pero se me nubla el sentido.

Entre cadenas.

Quiero escribir.

Sin papel, ni tinta.

Sin aire, ni ganas.

Una vez fui libre.

Con alas.

Tan bonitas.

Tan abiertas.

Tan grandes.

Una vez cogi impulso,

caí al vacío.

Y ya no supe volar.

Una vez soñé.

Tan despierta.

Tan viva.

Tan yo.

Una vez.

Y al final,

en el abismo.

Reconocí,

que esas cadenas,

las até yo.

Oprimiéndolas tan fuerte,

que olvidé como soltarlas.

Y que no caí.

Me solté.

Esperando que ese ser tan libre desapareciese.

Y lo más irónico fue,

que lo conseguí.

Quiero escribir.

Pero no me encuentro.