Erase una vez un hombre
ni alto ni bajo
ni gordo ni flaco
solo un hombre,
como cualquier otro.
Era normal,
con sus virtudes y defectos
iba y venia
pero era feliz
Pasó el tiempo y aprendió.
Puede que el color verde tuviera algo que ver
o tal vez fue un marrón oscuro casi negro
Pero aprendió a cuidar de si mismo
Aprendió a cuidar tanto de si mismo
que olvidó como cuidar a los demás.
Olvidó lo que era
Olvidó que la vida no es solo uno
Olvidó que todos necesitamos que nos cuiden
Olvidó.
Puede que no olvidara
Solo enterró aquellos momentos compartidos
y juró que jamás se repetirían.
Jamás.
Y allí sigue,
sonriendo,
creyendo que todo está bien.
Puede que sea así
o puede que no.
Algún día despertará
será entonces cuando seguirá contando esta historia
Breve pero intensa.
Una historia como cualquier otra
Ni mejor ni peor,
tan solo una historia más.
3 comentarios:
olé y OLÉ!! me gusta mucho esta entrada baby ;)
O puede que la mejor forma de cuidar a alguien fuera no hacerlo...
En cualquier caso, ¡jamás dejes de escribir!
Esta demostrado que los extremos de las cosas no suelen ser buenos, pues si paras a pensar en el caso contrario, en alguien que solo sabe cuidar a los demás, y que se olvida o no se acuerda de cuidarse a si mismo,a los ojos de los demás parecerá bonito, pero para uno mismo, el punto de vista cambia y se vuelve oscuro.
Publicar un comentario