DT

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lunes, 28 de marzo de 2011

Soledad.

Sola, 
como tantas otras veces.
Sola conmigo,
Sola con gente.
No es triste,
solo es soledad.
Por todos lados,
te atrapa,
se pega,
como una garrapata.
Un parásito
no deja vivir,
no permite avanzar. 
Te absorbe
hasta la última gota.
Y encima se ríe.
A veces la oigo susurrar.
Te miras en el espejo
y no sabes no lo que ves
qué sientes
qué quieres
quién eres.
¿Por qué me miras?
Tú.
Con tanta capacidad,
resuelves problemas ajenos
y no sabes afrontar los propios.
Golpeas, vuelves a golpear.
Tanta rabia,
odio.
Hacia nada,
hacia todo,
hacia ti.
Cobarde.
Inconsciente.
Inmadura.
Lloras.
Gritas.
Sin entender.
No debes.
Tampoco lo evitas.
Y allí  te quedas,
como siempre,
sola.
Odiando cada célula,
cada centímetro.
Un cuerpo
que estás harta de ver.
Te repugna.
Empiezas a pensar,
a preguntarte 
que día cambiarás,
vivirás,
te levantarás con ganas,
sonreirás.
De verdad,
sin fingir,
se te da bien.
Es un secreto.
Sabes la respuesta,
aunque cuesta escribirla.
Y por eso no lo haces.
Te calmas,
sonríes,
subes la guardia
y continúas.
Un día más.
Sola.

2 comentarios:

juanxo88 dijo...

llegadoras esas palabras, y sola estas xq quieres, bien podrias estar acompañada, pero es tu propia desicion de estar sola....

Alejandro Clotet dijo...

Todos nos hemos encontrado alguna vez en esa situación, situación donde se expone siempre la buena aventurada e hipocrita frase de "más vale sólo que mal acompañdo", pues sabes que no es así. Que, la soledad, es buena a corto plazo; ya que todos intentamos evitarla.