Sentada en una terraza de Madrid.
Sorbiendo café.
Sabe a vida.
Amargo pero gusta.
Me enciendo un cigarrillo y me siento mal por ello.
No sabe a nada.
Me planteo dejarlo, como tantas otras veces, y me pregunto por que vuelvo a encender otro cada vez.
Pero hay algo diferente, algo que me gusta y me disgusta, algo que no entiendo, pero está ahí.
Miro los agujeros de mi camiseta y el billete de autobús que me ha costado más de lo esperado.
Pero no importa, ya no.
Los agujeros salidos de la nada son tan solo agujeros que, en otro tiempo, solo me molestaban a mí.
Y el dinero es algo inerte que viene y va.
Algo que le importa demasiado a demasiada gente, me incluyo, pero ha dejado de hacerlo desde un tiempo a esta parte.
El sol da fuerte y deseo que se me quede la marca de la camiseta y del tirante del sujetador azul que se asoma timidamente en ambos hombros, ni siquiera sé el por qué...
Quizá dentro de dos días, cuando me desnude en mi habitación delante del espejo vea las marcas y me acuerde de este momento.
De que estuve aquí.
De que este calor sofocante me reconforta igual que el café y que la gota de sudor que cae por mi espalda me hace cosquillas, igual que las lágrimas.
Cosquillas simpáticas.
Entonces recuerdo y me rio de mi misma por haber sentido vergüenza en mil y una ocasiones por sudar.
Me levanto y abro la maleta buscando desesperadamente un papel en blanco para escribir, me odio al comprobar que no llevo y, por primera vez, adoro mi móvil con teclas e internet.
Observo los rascacielos que hay a lo lejos.
Me gustaría estar en la azotea, una noche de verano.
Acostada mirando al cielo sin otra preocupación además de intentar no perder de vista la luna, ni tus ojos.
Aunque creo que la luna dejaría de importar en ese momento.
Escucho las conversaciones de las mesas contiguas y llego a la conclusión de que el ser humano es del género tonto.
Que la gente solo habla memeces.
Todos hablamos las mismas memeces insignificantes.
Conversaciones inútiles que se quedan en el aire.
Supongo que sirven para distraernos de lo verdaderamente importante, de las cuestiones existenciales que nadie hace pero que todos conocemos.
Nos encanta perder el tiempo y dedicarlo a hacer nada.
Nos encanta evadirnos y no ver así que el mundo se está yendo a pique.
A veces pienso que solo unos pocos desafortunados nos preguntamos que sentido tiene vivir, que sentido tiene la vida, en que momento seremos alguien, en que momento cambiaremos el mundo, en que momento podremos decir "soy importante".
En que momento la razón de nuestra existencia se basará en algo o en alguien.
Ellos pierden el tiempo hablando memeces y nosotros perdemos el tiempo preguntándonos otras memeces, sintiéndonos memos y esperando dejar de hacerlo algún día.
Pasa un rato largo y me acomodo en el autobús de gente con pasta suficiente para ello pero insuficiente para pagar el ave o un vuelo Madrid-Valencia.
Gente de quiero y no puedo.
Gente que se siente mejor yendo en un asiento ancho.
Me doy cuenta de que no lo necesito.
Aunque no hay nada malo en que guste la comodidad a pesar de tener que pagar por ella.
Descubro que te dan auriculares para poder ver la pelicula que echan... No funcionan.
A esto se le llama ser competente.
Así nos pasamos la vida, pagando por comodidades que no recibimos.
Y seguiremos haciéndolo.
Porque somos memos y hacemos memeces.
Cada vez veo mas fáctible irme a una aldea, comer lo que de mi huerto y mis cuatro cabras, ir a pescar de vez en cuando, leer en una hamaca a la sombra, escribir, nadar en el rio en verano, encender la chimenea en invierno, volver a escribir y dejar de pagar comodidades innecesarias... Dejar de lado el sistema de mierda que algún memo sin cerebro creó y no parecer un puto muñeco fabricado en serie que sigue los mismos pasos que el resto.
Solo pediría que la gente que me hace falta (que no es poca pero tampoco demasiada) estuviese conmigo y con las cabras...
Si alguien quiere apuntarse al plan, será recibido con los brazos abiertos (¡Muy abiertos!)
(P.d: ¿Algún alma caritativa puede corregir las faltas de este post? Mi BB es estupenda pero no me lo permite y yo también soy estupenda pero demasiado vaga como para releer lo que acabo de escribir y corregir una a una las mil burradas que habrá más arriba)
2 comentarios:
CITO TEXTUAL:
->"Entonces recuerdo y me rio de mi misma por haber sentido vergüenza en mil y una ocasiones por sudar"
me alegro que que no te avergonzaras, es una memez ;) !!!
->"Solo pediría que la gente que me hace falta (que no es poca pero tampoco demasiada) estuviese conmigo y con las cabras..."
Me gustan mucho las cabrassssss!!
pd: Soy igual de vaga ahora mismo, ya las corregimos otro día!
Esta entrada me ha gustado especialmente. Sí, realmente hacemos memeces. Quizá sea porque, cuando nos paramos a pensar más allá, no nos gustan las conclusiones que sacamos. O no queremos hacerles frente. De ahí la comodidad, en forma de memeces.
El plan aldea está en pie, ya lo sabes ;)
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